-Profe, Yo no sé de fotografía-.

Ideas erróneas sobre los preconceptos fotográficos y su enseñanza.

 

Encontrarse en las aulas de clase percepciones erróneas sobre el ejercicio fotográfico es muy usual. Los estereotipos y los convencionalismos son conceptos que aparecen recurrentemente al momento en que el alumno se enfrenta al ejercicio fotográfico, junto a esto el miedo de ser desaprobados por el gusto común de sus compañeros se convierte en una barrera que para muchos es difícil de superar. Así que, el gusto y los referentes culturales más comunes inciden en la aprobación o desaprobación de una imagen. En otras palabras, para que una fotografía sea aceptada por una persona, influyen en él sus intereses personales y convencionalismos culturales de su contexto más próximo, haciendo de la lectura de una fotografía una construcción personal pero con referentes colectivos.

Una fotografía nos expone como locutores de una idea, así que la responsabilidad de obturar en un estudiante y exponerlo a sus compañeros y su profesor es grande, no digo que no halla goce y disfrute en ello, pero la experiencia me ha mostrado en reiteradas ocasiones que muchos alumnos son tímidos al momento de exponer sus fotografías a la clase, pretendiendo en muchos casos que, estas sea expuestas exclusivamente para ellos y un pequeño grupo de compañeros que son de su confianza, porque temen ser desaprobados por el resto de sus colegas. Esto ocurre con frecuencia, por ello los ejercicios que debe proponer un profesor en clase, para romper con el miedo a ser expuestos, debe ser precisamente de esta manera, expuestos al público, pues las percepciones individuales de cada alumno enriquecen la mirada de dicha fotografía, no solo por sus aciertos o desaciertos en el aspecto técnico, o lo interesante del encuadre, sino por lo que dice la fotografía y el contexto que seguramente compartirá la imagen, suponiendo claro está que hay una afinidad de la foto con todos los compañeros. Por eso la experimentación, la prueba del ensayo y el error, es muy importante motivar al alumno a ello, demostrar por parte del profesor que, el ejercicio fotográfico va más allá de un acierto técnico, o de encuadre, se le tiene que mostrar que la interpretación de lo que dijo con la imagen es el fin mismo de la fotografía, y que él sabe de ello, sin dejar espacio al miedo de probar otras maneras de decir, con otros referentes. De tal modo que, la escuela debe ir más allá, debe generar nuevos modos de conceptualización  (Gardner, 1997), rompiendo con los estereotipos visuales y las ideas preconcebidas de lo que debe ser una buena fotografía. Para ello se deben considerar los  preconceptos que poseían los estudiantes, ya que si se quiere romper con dichos convencionalismos, el profesor debe ser ágil para conectar lo enseñado con lo conocido anteriormente.

Aterrizar los ejercicios fotográficos a las necesidades del estudiante no es difícil, ya que nos encontramos plagados de referentes visuales, sean fotografías halladas en la prensa, en las redes sociales, en la televisión, el cine, etc…, plagando la esfera informática con imágenes que en su mayoría pretenden ser leídas de manera literal. Estos estereotipos alrededor de la imagen no son difíciles de hallar, nos hace aprender fórmulas para decir las cosas, pero no identificamos lo verdaderamente importante en ellas, pues “esta circunstancia, más que estimular al espectador, convirtiéndolo en un espíritu sensible y nervioso como el del Fläneur de Baudelaire, ejerce sobre él un efecto narcótico. El estímulo exagerado hace que se repliegue sobre sí mismo y se convierta en una persona incapaz que es lo más importante para él” (Gutiérrez, 2006, p. 5).También no lo dice Barthes al referirse que las fotografías aparecen sin ser solicitadas, y están por todas partes, apareciendo de improvisto (Barthes, 1980). Así que, concretar ejercicios alrededor de los referentes multimediales  no es difícil, difícil es encaminar dichos ejercicios a diversificar las fuerzas intelectuales de los estudiantes, hacer parte de la escuela las diferentes prácticas de los estudiantes para hacerla pertinente a un ambiente de aprendizaje efectivo  (Gardner, 1997), para ganar formas de comprensión elaboradas y cercanas a una realidad. No existen totalitarismos en las percepciones sobre el ejercicio fotográfico de los estudiantes, pero utilizar dichos preconceptos para suscitar en los alumnos sorpresa por el nuevo conocimiento aprendido y asombro por el ejercicio de contraste que realizaron, matiza su antiguo conocimiento y genera conexiones entre ideas que anteriormente estos no habían realizado.

 

Referencias:

Gardner, H.  (1997).La mente no escolarizada. Como piensan los niños y cómo deberían enseñar las escuelas. Barcelona. España.: Paidós Ibérica, S.A.

Gutiérrez, N. (2006). Mirar, leer, escribir. Bogotá. Colombia.: Universidad Nacional de Colombia.

Barthes, R. (1980). La cámara lucida. Barcelona. España.: Paidós Ibérica, S.A.